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La cereza es un alimento muy rico en fibra, hierro, potasio, magnesio y vitaminas A, B, C, E y PP. Esto nos ayuda a mantener nuestro sistema inmune y las defensas más altas. Su intenso color rojo se debe a las antocianinas, que contienen un alto poder antioxidante. Además, ayudan a la eliminación de líquidos y favorecen la digestión. Son muy aco...
La cereza es un alimento muy rico en fibra, hierro, potasio, magnesio y vitaminas A, B, C, E y PP. Esto nos ayuda a mantener nuestro sistema inmune y las defensas más altas. Su intenso color rojo se debe a las antocianinas, que contienen un alto poder antioxidante. Además, ayudan a la eliminación de líquidos y favorecen la digestión. Son muy aconsejables en caso de estreñimiento y problemas de estómago. Podéis disfrutar de todas estas propiedades recolectando la fruta en sí o haciendo un refrescante zumo para el verano. Su jugo es muy bueno también para la piel. Además, todo es provechoso en esta prodigiosa fruta. Y es que hasta el rabillo es beneficioso y recomendable por sus propiedades depurativas y diuréticas. Para disfrutar de sus cualidades, podéis remojar los rabillos en agua y dejarlos reposar un día. Luego hervirlo y filtrarlo para tomarlo en forma de infusión. No es recomendable abusar de estas infusiones (máximo durante dos días). Igualmente, la cereza es muy rica en azúcares, que aunque sean azúcares naturales, hacen que no sea muy recomendable para diabéticos o personas con sobrepeso. Su floración se produce en primavera, desde finales del mes de marzo, mientras que los frutos maduran desde mayo hasta julio. Se pueden distinguir cuatro clases diferentes de cerezas. La primera de ellas es las guinda, de pulpa tierna, de un tono colorado y de un sabor dulce. Se suele utilizar para realizar compotas, así como de fruto de mesa o para elaborar algunos tipos de bebidas alcohólicas. El segundo es la denominada gordal, que se caracteriza por ser roja, amarilla o negra. Su pulpa es firme y crujiente, aunque no proporciona apenas zumo. Se suele utilizar para consumir como postre. En tercer lugar, hay que mencionar las cerezas inglesas, de un rojo intenso y oscuro. De todas las utilizadas para la mesa, ésta es la más sabrosa. Por último, están las denominadas cerezas de cabillo corto, globulosas. Su color es casi marrón y la pulpa proporciona un sabor amargo. Se emplean, sobre todo, en la repostería y para elaborar aguardiente. Lugares favorables El cerezo es un frutal que requiere del frío para su desarrollo, por lo que se suele encontrar en aquellas regiones en las que cuenta con este elemento durante el periodo de receso. No obstante, es posible encontrar cerezos en zonas cálidas con el fin de obtener cosechas más tempranas. En estos casos, no siempre se logra obtener una adecuada polinización cruzada, por el desfase que se produce entre la floración de las distintas variedades. Asimismo, se suele dar la brotación de forma anticipada, ayudada de los tratamientos con Dormex. Este árbol frutal está distribuido por toda Europa, excepto en el extremo norte y este. En España, se encuentra en la zona oriental y meridional, sobre todo, en el Valle del Jerte en Cáceres y en las montañas de Alicante. Cuidados El cerezo se suele encontrar en una altitud de entre 400 y 600 m. Asimismo, requiere de un suelo preferentemente calizo, fresco y profundo, y necesita de abundante luz solar para su desarrollo. En cuanto al riego, hay que señalar que requiere abundante humedad, por lo que se debe regar de forma ligera a moderada en caso de que el clima no sea lo suficientemente húmedo. La principal característica de este frutal es su gran resistencia al frío, ya que puede soprtar temperaturas de hasta -20 ºC. Otro elemento de gran importancia para el mantenimiento y la buena producción del cerezo es la poda, que, junto con la fertilización y el riego, constituye el pilar básico de la salud del frutal. La finalidad de esta tarea es la de conseguir la adecuada estructura del árbol, para regular la vegetación y la producción de éste. Plantas injertada sobre PATRONES: • Santa Lucía S.L.64: Patrón de buena afinidad con la mayoría de las variedades, confiriendo muy buena regularidad a la plantación. Su sistema radicular semipivotante le permite adaptarse en suelos secos, pedregosos y calizos. • Santa Lucía: Empleado en terrenos de secano y frescos, aunque se adapta también en aquellos de regadío ocasional con tierras permeables y calizas. Sensible a la humedad. Vigor medio en las variedades y rápida entrada en producción. • Avium: Recomendado para terrenos de regadío y que drenen bien. Suelos frescos e incluso arcillosos. No es muy tolerante a la caliza ni a la sequía. Gran vigor y desarrollo en las variedades y mucha longevidad. Lenta entrada en producción.